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sábado, 12 de enero de 2008

Suma y sigue

Ayer tuve una tarde movidita, discutí con Carlos y tuve una incomodísima revelación por parte del que consideraba mi único y verdadero amigo (del género masculino).

Con Carlos es la misma historia de siempre, a pesar de que trato de poner distancia sin que ello suponga tener que romper de una manera drástica, parece que va a tener que ser la única manera.

Él se conectó al MSN y empecé a contarle la historia que me pasó el miércoles y a la que no pretendía dar mas vueltas, pero haré un resumen.

Había quedado con un compañero de trabajo y amigo para ir al cine. Este chico me está ayudando a mover mi currículum dentro de la empresa ya que mi situación dentro de mi departamento se hace insostenible (a saber, tengo que aguantar contínuamente de mi jefe comentarios sexuales y muy groseros hacerca de mi persona. Lo comenté con mucha mano izquierda con su jefe y éste me dijo "mujer, son piropos"). Estuvimos tomando una copa y charlando acerca de nuestras desventuras amorosas, como tantas y tantas veces, yo le expuse lo desencantada que estoy y lo perdida que me encuentro en este momento, que no tengo ningunas ganas de empezar una relación y que me siento como un filete en una jaula de leones tras el episodio con "el guiri", que a pesar de mis millones de negativas, tuvo la extraordinaria falta de respeto de arrancarme un penosísimo beso tras una quedada de intercambio de conversación.

Después de semejante perorata, el tío me agarró y me dió un beso, digo beso por no decir morreo en toda regla. Pero lo sorprendente de la situación es que él se sintió ofendido por que mis intenciones no eran las mismas que las suyas y le duele pensar que yo "no siento atracción por él".

Esto es lo que le estaba contando a Carlos y él me repetía "cariño, es que tú estas muy buena", y continuó haciendo algún comentario sesgado acerca de lo estupendo que sería hacerme un masaje. Como era de esperar, monté en cólera y le dije que si acaso no entendía lo que le estaba contando, que si pretendía participar del momento haciéndome sentir también como un filete.

Tuvimos una larguísima discusión en la que volvió a sacar el eterno tema de lo que habría sido de nosotros si yo le hubiera dado la oportunidad de demostrarme lo que él podría darme.

Me puse a llorar tan desconsoladamente como hacía mucho tiempo, me sentía tremendamente frustrada, agotada, desamparada y con ningunas ganas de seguir luchando en esa guerra.

Pero la noche no había acabado ahí, por que había quedado con mi amigo Ivan. Cuando llegó tenía la cara hecha un mapa, los ojos mas parecían dos huevos fritos con salsa de tomate. Así que nos abrimos unas cervezas y le conté cómo me sentía, mi frustración y mi desamparo.

El momento culminante de la noche, momento en el cuál recobré totalmente la compostura y sentí ese momento de clarividencia y equilibrio emocional, fué cuando Iván me dijo la amistad entre hombres y mujeres no existe, es mas, él mismo pretende traicionar nuestar amistad en cuanto yo recobre la cordura tras estos fatídicos últimos años.

Es posible que me haya pasado la vida queriéndo hacer del mundo algo que no es y negando la pura realidad.

Es como si despertase al mundo tras veinte años de coma y no reconociera nada ni nadie, me he despertado en un mundo hostíl en el que no puedo confiar en los que yo consideraba "mis amigos".

Al menos soy consciente de que soy dueña de mi propia vida y no pestañeo eliminando de mi existencia los elementos negativos.Pero estoy agotada, necesito una pequeña tregua, tan solo me consuela la sospecha de que tras todo esto, se esconde una vida en la que todo cobre sentido, en la que yo asuma las reglas reales del juego y no las que yo me invente para mi falsa conveniencia. Sospecho que está cerca el final de esta lucha.