martes, 27 de mayo de 2008

El coche fantástico!!

Ya no es que tenga que contar una semana vertiginosa, no, es que se me han juntado trabajando casi tres semanas seguidas descansando apenas un par de días, ajjj!!

Total, que haciendo recuento de las cosas que se han ido sucediendo, empiezo a sospechar que, o bien mi coche tiene vida propia, o quizas tengo duendes..., oye, que si los duendes miden uno ochentaypico y estan de buen ver, pues mira...

Hace dos viernes me llamaron para que volviera urgentemente al trabajo, había una crisis y tenía que coger a kit y correr hacia mordor. Allá me dirijo, con diligencia, calle abajo saltándome un par de semáforos, quiebro de ruedas hacia príncipe pío, subo por la rosaleda, lugar en el que, por cierto, habita un tío del ayuntamiento que se dedica a hacer socavones por la noche, no me distraigo, total, que allá iba una, cortando el viento, hasta llegar a mi destino.

La crisis estaba en plena efervescencia, mas política que otra cosa, pero conseguimos reconducir el ojo del huracán hacia los enemigos. Así me disponía a marcharme a casita, para tener que volver al día siguiente temprano, entro, de nuevo, en ese flamante coche gris cuando, de repente, sin venir a cuento, a la columna del garaje le salen unas garras tremendas, rojas, afiladas, Y VA LA C#@#~~ Y ME RAYA EL COCHEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!, todo el garaje vacío y yo que tuve que despedir el día con ese sonido horripilante: RÑÑIIIIEEECCKKKK!!!!

Ese fin de semana trabajé los dos días, pero el lunes no me deparaba nada mejor, o no fue esa semana, en fin, el caso es que era lunes y que mi compañero de andanzas matutinas me dijo, nada mas llegar al coche, "Mmmm, ¿has utilizado la matrícula para hacer una barbacoa o estás ahorrando?". Pues nada, que la matrícula delantera se ha independizado y ahora vive sola, lo que pasa es que no me ha dejado su dirección.

Pues nada, paciencia que tiene una, pfsé, matrículas a mi, ni me inmuté, me fui a trabajar y así quedó la cosa, pero reconozco que hice el firme propósito de poner una denuncia y de poner una matrícula nueva, pero como salí a las 2.30 de la mañana de trabajar... pues me fui a la camita sin el mas mínimo remordimiento. Pero claro, cuando vas conduciendo y te empiezan a temblar las canillas al ver cualquier coche de policía, pues mira, como que te da por pensar en que quizás estaría bien poner una matrícula nueva. Menos mal que el jueves visité a mis padres e hicieron el trabajo por mi.

Pues nada, matrícula puesta y yo descompuesta de tanto lío esa semana, bajo ayer a hacer unas cosas en la calle (gestiones, por el amor de dios!), y me encuentro las ventanillas bajadas, las cuatro!!!!!!!!, estupefacta me hallé durante unos segundos hasta que recordé que no era la primera vez!!, así que nada, ahora ya se que mi coche, cuando tiene calor, se baja las ventanillas. Mira tú qué bien.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Carrusel.

Yo diría que, a fuerza de repetir y repetir y volver a repetir, lo repetido debería volverse rutinario y conocido, pero no, el carrusel emocional en el que vivo me tiene sumida en una fiesta continua (ahora arriba, ahora abajo, ahora en el medio...).

He de decir en mi favor que llevo trabajando diez días seguidos con una media de entre 12 y 15 horas, que he sacado tiempo para ver a los amigos, faltaría mas, para discutir a muerte con la vecina cual verdulera de este, mi apestoso barrio, para rayar el coche y, así, poder escribir un nuevo capítulo sobre talleres y demás desgracias, para tener una rapidísima relación con un supermacizohipermusculadosupertatuadoconmuchisimapastaysuperdrogadicto con el que, tras un par de excitantísimas citas, la consumación resultó una porquería, menos mal que he podido resarcirme con el eterno amante...

Así pues, doy por inaugurada la temporada primavera-verano.

No voy a seguir para no aburriros, pero si haré una pausa para responder a mi rastafari favorito, no, no me he enamorado, por el momento creo que eso corresponde a gentes de otros mundos.

Lo cierto es que, a salvo de declives psicóticos producidos por el síndrome premenstural, me siento en paz, si, en paz. He alcanzado una especie de equilibrio. Pero que no cunda el pánico, que esto es tan efímero como todo lo demás. Pero es que últimamente todo ha salido como tenía que salir y me siento a gusto. De mejores o peores modos, he ido haciendo las cosas bien y eso me reconforta.

En el trabajo ha aumentado mi equipo y estoy contenta con ellos, me siento como una gallina llueca *[pronúnciese la elle]. El otro día puse en tela de juicio una subnormalidad de las de mi jefe, el depra, delante de todos ellos defendiendo una actuación. Mal hecho por mi parte, pero no puedo respetar a una persona como él, por muy jefe que sea. Eso me ha costado que me llamara a capítulo y me amenazara con lo que mas me puede doler, con echar a alguno de ellos a la calle. Fue una de esas magníficas conversaciones con él mano en el bolsillo y removiendo el contenido de éste, a saber, alguna clase de pene aburrido y tímido.

Mientras jugueteaba con su aburrimiento, me dijo que soy como un grano en el culo que no sabe cómo quitarse, que la próxima vez que le desautorice delante de mi equipo "me depilará el potorro de un puñetazo". No me alteró el pulso lo mas mínimo, viva yo, aunque reconozco que encuentro un cierto placer vapuleándolo.

En el aburridísimo terreno del amor la cosa va viento en popa, ya me he quitado el collar de pinchos y soy capaz de dejarme tocar, he alcanzado el equilibrio perfecto, no me castigo por mi incapacidad de enamorarme, por que resulta que no es que no sea capaz, es que estoy bien como estoy y en este momento de mi vida tengo lo que quiero cuando quiero y como quiero. Ahora solo quiero descubrir pequeños mundos de gente interesante, no ya por sus tres masters y sus viajes alrededor del mundo, si no por sus peculiaridades personales. Eso es lo mas enriquecedor que me ha pasado nunca, coleccionar personajes y dejar que ellos me añadan a su colección.

domingo, 4 de mayo de 2008

Orden y caos.

Ayer me reencontré con un compañero de la facultad al que hacía seis largos años que no veía. Fue toda una sorpresa encontrarle tan adulto, tan sano y tan bien.

Tras sus periplos por china, donde pretendía hacer su tesis doctoral y que casi le arrebata la energía, se puso a trabajar en Madrid, dejó las drogas, legales e ilegales y pasó un año ordenando su existencia con la ayuda de una psicóloga.

Pasamos una buena tarde charlando de todo un poco, con esa confianza que solo tienen los viejos amigos que no guardan nada oscuro en su interior. Hablamos de nuestros caminos, de lo que ha sido de nosotros, de quienes somos y qué hacemos aquí... ahora que han pasado los años y que tenemos mas claro que nunca que no tenemos nada claro.

Quizás haya un camino que debemos seguir ("Haz lo que debas"), quizás solo se trata de mantener equilibrada tu energía, qué se yo, pero de lo que no hablamos fue de dios, por que no encaja en absoluto... y hablando de absolutos, ¿cómo puede ser dios absolutamente bueno?, es una contradicción, no puedes atribuir a lo absoluto una cualidad relativa, sea referente al bien, al mal a lo justo o a lo injusto.

Resulta difícil para la mente humana asimilar que existe la materia a partir de la nada, por eso la iglesia nos dice que tal cosa es imposible y que fue dios quien creó el mundo, por que es imposible que no hubiera nada. Pero, ¿quién creó a dios, cuál es su origen?, ¿existe desde siempre?, ¿no es tan difícil de asumir la materia a partir de la nada tanto como un algo indefinido que existe desde siempre?, ¿qué hay de ese "existe desde siempre", acaso no es el tiempo algo relativo y el "siempre" algo absoluto?.

Esta clase de premisas me impiden creer en dios, pero reconozco que mi educación católica ha plantado la semilla de la duda, al igual que la de la culpa, y cuando esté muriendo, seguramente rezaré.

Me pregunto si la fe sería capaz de ser para mi un tronco al que aferrarme en los naufragios, si sería capaz de tenerla sin desconfiar totalmente de ella. Esta conversación la tuve con mi cuñado, con el que he compartido largos paseos silenciosos por la casa de campo. Él me decía que es precisamente la fe lo que le hace aguantar, lo que le da fuerza y lo explica todo. Para mi, sin embargo, es impensable. Tengo la misma sensación de desconfianza, una intuición de que algo no va a funcionar tal y como la tengo siempre antes de equivocarme.

De la misma manera que dos personas que discuten tienen, cada una de ellas, motivos suficientes para estar enfadadas, del mismo modo cada persona siente y entiende el mundo a su manera. Saber esto si que me da cierta paz.