lunes, 27 de abril de 2009

Gris

Hay días en que no puedo, sencillamente, llego al trabajo y solo tengo ganas de llorar como una niña. No es que sea algo puntual, es algo que se está gestando dentro de mi como una bestezuela devoradora de sonrisas.

La nube negra se ha convertido en todo un cielo de oscuridades como si del fin del mundo se tratara. Aun así, me es tan familiar esta sensación que puedo, incluso, observar a la bestia desde mi sofá, con mi taza de sombría amargura sabiendo que lo que hoy es gris oscuro, húmedo y frío, mañana puede ser amarillo y azul, cálido y reconfortante, pero eso no suaviza la tristeza.

martes, 14 de abril de 2009

Nada como acercar posturas

Pues bien, por lo que cuenta la gente, el acercamiento de posturas en las relaciones es, muy comúnmente, un poco violento. Uno llora y patalea con su enfado infantil, otro se mantiene frío ante las exigencias absurdas y pueriles, y ese no sucumbir, da resultado.

Al final te encuentras con un caparazón roto y mucho mas cerca de los sentimientos.

martes, 7 de abril de 2009

El día despues

Pues bien, ya tengo casi casi oficialmente un nuevo ex. Es toda una experiencia para mi lo de tomar yo la iniciativa, pero joder, que bien se siente una... y yaaaaaaaaa, ya se que iré bajando poco a poco hasta deprimirme totalmente, pero me he levantado de muy buen humor y, a pesar de haberme despertado repetidas veces por la noche para obsesionarme y darle vueltas al tema, me siento bien, ya no me siento paralizada, ahora tengo energía para hacer las cosas que quiero hacer... y es que una es muy sensible y se bloquea con facilidad.

Me siento entre aliviada y dolida, por que son tantas las exigencias y tan poco a cambio. Me quería robar el cinismo para tirarlo a la basura, es posible que no sea demasiado sano, pero hay gente a la que le gusta... no será tan malo. Quería poner orden en mi vida, y yo encantada, pero siempre a su manera, quería cambiar tantas cosas de mi que no se si el resultado sería yo... así que, amor mío, mejor vete para no sentirte "bajo el mínimo", por que yo, mi dulce y suave amor, merezco la pena.

Es la primera vez en mi vida en la que, a pesar de que creo que habría caminos juntos, no me siento insegura por no haber hecho lo posible, y se que podría hacer mas, pero no así.
Tengo bastante claro que he hecho lo correcto, tan claro que se que puede que me equivoque, pero ahora tiene él la palabra, al menos sabré si merecía la pena.

lunes, 6 de abril de 2009

Sin excusas

Tengo tropecientas entradas empezadas y sin terminar, llevo unos meses en dique seco... y eso tiene que significar algo... o no... quién sabe.

Pues bien, en la ardua tarea de encontrarse a si mismo, uno se da cuenta, de repente, de que sabe quién es!, al menos a grandes rasgos, y te das cuenta de que la gente que hay a tu alrededor juega un papel de variada importancia en tu vida, pero que nadie es imprescindible, salvo los hijos, supongo...

Me paro a mirar mi vida y veo a una persona mas o menos fuerte, que se ha enfrentado a situaciones duras y que ha salido airosa, una persona que sabe buscar ayuda, cosa importante. Tengo 34 años y ya se que la vida pasa muy deprisa, pero que hay tiempo para todo.

No soy una persona especialmente interesante, no tengo hobbyes que fascinarían a otros, como una afición extrema hacia el deporte, o una afición desmesurada hacia la música, no se demasiado de arte, ni de literatura ni de cine... pero disfruto de todos ellos como la que mas.

Tengo en mi haber montones de ex, ex amigas, ex amantes, ex parejas, ex maridos (bueno, solo uno), ex compañeros, incluso algún próximo ex demasiado exigente para mi vieja piel, a pesar de todo el amor del mundo.

Tengo un trabajo que no me satisface, con unos compañeros mediocres, con unos jefes infames, pero que me da de comer. Tengo una hipoteca asfixiante, pero tengo un hogar donde vivir. Tengo la casa llena de pelusas, pero tengo a mis tres fieles compañeros felinos.

Vivo en la gran Madrid, he dejado un millón de recuerdos en sus esquinas.

Disfruto de la seguridad que me proporciona la soledad, así que, ¿merece la pena el increíble esfuerzo que supone no ser nunca los suficiente para alguien?, yo creo que no.